COMUNICADO A LA OPINION PUBLICA
MESA GOBERNABILIDAD Y PAZ DEL SISTEMA UNIVERSITARIO ESTATAL
Tal como lo advierten los rectores en su comunicado de abril 11, “las universidades públicas, reunidas en el Sistema Universitario Estatal (SUE), reafirmamos nuestro compromiso con la construcción de la paz en nuestro país y en este sentido manifestamos nuestra preocupación y rechazo a los recientes hechos de violencia en los campus universitarios, que atentaron contra la vida e integridad de muchas personas, además de haber afectado los bienes públicos, la normalidad académica, la movilidad y la tranquilidad de los ciudadanos. De igual manera rechazamos las amenazas e intimidaciones que han recibido algunos de nuestros rectores, a quienes expresamos nuestra solidaridad”.
Desde la Mesa de Gobernabilidad y Paz del SUE retomamos estas palabras y nos permitimos expresar ante la opinión pública la preocupación por los hechos de violencia que han sucedido en varias universidades, hechos que nos confrontan en nuestras convicciones sobre la necesidad de construir en Colombia una paz estable y duradera.
Con dichos actos la dignidad de la comunidad universitaria es vulnerada por la praxis de la violencia, para no hablar de los efectos externos que colocan a la Universidad frente a la opinión pública como un espacio rebasado por la violencia. Estas prácticas afectan y amenazan la vida y la integridad física de estudiantes, profesores, empleados y trabajadores, y también de la ciudadanía y de miembros de la fuerza pública, en contravía de principios básicos de convivencia y respeto a los derechos fundamentales de todos.
La Universidad no puede convertirse en un teatro de operaciones violentas por grupos que consideran legítima la lucha armada contra el Estado y el gobierno de turno.
No estamos frente a hechos fortuitos. Este debate viene de atrás en la Universidad pública, con hitos notables en los últimos 30 años, que han motivado intentos por abordar los conflictos en forma sistemática desde las reglas de un ejercicio académico, que vaya más allá de las discusiones en las asambleas. Desde la docencia, la investigación y la proyección social con un trabajo propositivo de transformación social e institucional, con las reglas y los instrumentos democráticos,
la Universidad debe ser un espacio para la crítica, la reflexión, formación y aprendizaje que integre la cultura a la educación para la vida, los valores democráticos, la civilidad y la libertad en un dialogo de saberes que permitan la comunicación y la construcción de paz, donde se respete la integridad de la persona, la familia y la sociedad. Vivamos en paz y armonía con nosotros mismos y con el otro.
No desconocemos la existencia de conflictos y tensiones en la vida universitaria y tampoco que asistimos a un momento crítico, en el que fuerzas opuestas a la evolución democrática y pacífica del país, no sólo impulsan el no cumplimiento de los Acuerdos de Paz, sino que pretenden retornar atrás para continuar alimentando la guerra, como el mejor terreno para explotar el miedo y afianzar su dominación y hegemonía.
Las masivas y pacíficas movilizaciones de estudiantes y profesores en el segundo semestre de 2018, confirman que en la Universidad pública se está propiciando un cambio de mentalidades y de métodos de acción, sin renunciar a la búsqueda de una sociedad más justa y democrática.
Compartimos la invitación de Estanislao Zuleta a vivir, asumir, enfrentar y transformar constructiva y pacíficamente los conflictos. La comunidad universitaria no puede aceptar como normal el reiterado uso de prácticas de violencia e intimidación ejercidos desde adentro del campus, así como también rechazamos la intimidación y los ataques violentos desde afuera, que afectan a sus miembros, a su misión y a su propia capacidad para ser un espacio de formación y de transformación social basado en el ejercicio de las múltiples inteligencias, cuya base es el reconocimiento de un ethos democrático, que tiene entre sus elementos centrales la no violencia.
Defendemos un acuerdo por la supervivencia de la Universidad pública, como espacio de crítica y de construcción de alternativas frente a los retos y problemáticas múltiples, y también como una oportunidad para que los grupos que realizan actos violentos muestren su disposición para avanzar hacia una superación negociada del conflicto armado que, como lo ha demostrado el acuerdo entre el Estado y las exguerrillas de las FARC, requiere el respaldo desde la ciudadanía y las instituciones.
Además creemos necesario que desde la Universidad se impulse una movilización cultural y pedagógica que le abra espacio a la reflexión y al trabajo por la construcción de paz y la reconciliación que transforme la Universidad en un actor más propositivo, activo y constructivo frente a los retos, problemáticas y conflictos presentes y futuros.
Iniciativas de este tipo implican el compromiso y la participación de los profesores y estudiantes, de trabajadores y empleados, con el liderazgo de sus organizaciones, y también de las instancias de dirección de nuestras universidades, en este momento en el que también se expresa incertidumbre, miedo, desaliento y escepticismo entre un sector de la comunidad.
De manera particular y en virtud de los compromisos de las universidades públicas con la implementación del Acuerdo de Paz con la exguerrilla de las FARC, venimos trabajando no solo en investigaciones sobre violencia-paz y derechos humanos, sino en diversas acciones de apoyo a excombatientes y a víctimas, y en el acompañamiento a diversas iniciativas de superación del conflicto armado.
En este contexto, nos complace el reciente anuncio del ELN sobre un cese al fuego durante la semana santa, y esperamos que este y otros gestos similares permitan retomar el camino de las negociaciones que conduzcan hacia una paz estable y duradera.
La invitación es a transformar efectivamente nuestros campus universitarios en verdaderos territorios de paz. Seguimos defendiendo una Universidad crítica desde la no violencia.
Abril 15 de 2019