La comunidad indígena Mapayerri, ubicada en su territorio ancestral al suroriente del municipio de Cumaribo, en el departamento del Vichada, ha transformado su esencia nómada como consecuencia del intercambio cultural y los conflictos territoriales con otras comunidades sedentarias, colonos, actores armados y económicos. Por si esto fuera poco, la falta de seguridad alimentaria es otra honda amenaza para esta comunidad dedicada a la caza, la pesca y la recolección.
Hace poco, el 20 de diciembre de 2024, la fundación Carring for Colombia, que busca llevar educación de calidad a todos los rincones del país, entregó una subvención al proyecto “Corriendo libres por la sabana en busca de la Soberanía Alimentaria”, de un grupo de docentes e investigadores del Departamento de Antropología y Sociología, bajo la coordinación del profesor Juan Manuel Castellanos.
Entre las necesidades de los Mapayerri, ellos priorizaron el problema de la seguridad alimentaria que se deriva de una compleja situación de inestabilidad de recursos. Los más de 90 indígenas, cazadores y recolectores, que integran este grupo humano minoritario, pasaron de vivir en un espacio inmenso a uno relativamente pequeño, en un ecosistema muy complejo con temperaturas de hasta 40 grados.
“Un primer proyecto consistió en recuperar recursos de recolección en el que, fundamentalmente, participan las mujeres. Luego hicimos otro para rescatar la movilidad con bicicletas, algo que ellos ya conocían desde esas épocas lejanas de recolección de coca. De un tiempo para acá se pasaron a la moto, pero esta no es sostenible porque genera ciclos negativos de dependencia con el mercado para poder comprar la gasolina o adquirir su propia alimentación”, detalla el profesor del Departamento de Antropología y Sociología, Juan Manuel Castellanos.
Los Mapayerri son una muestra de la diversidad cultural y con ello del Patrimonio de la Humanidad y la academia tiene un campo de acción inmenso para brindar más oportunidades a estas comunidades amenazadas por proyectos de agroindustria, petróleo y explotación que perciben a sus territorios como lugares baldíos “. La apuesta de la Universidad de Caldas es mirar a los ojos y reconocer la vida de nuestros pueblos originarios”, concluye el profesor Castellanos.
La agricultura actual de tala y quema que practican los Mapayerri no es muy eficiente y genera un alto gasto ambiental en términos del efecto sobre el bosque de galería (denominación de un bosque caracterizado por su vinculación a la ribera de un río o cauce). Adicionalmente, no posibilita mucha diversidad de recursos en su forma actual. Este es el tema del próximo proyecto que presentará la U. de Caldas mientras se adelantan otras acciones, como la de formar en pedagogía al profesor y traductor de esta comunidad. Sin él, todos los esfuerzos de acercamiento no hubieran sido posibles.
Anexo
Audio profesor del Departamento de Antropología y Sociología, Juan Manuel Castellanos.