“No es fácil ese optimista despertar mientras sucede el naufragio en el océano tóxico. A ratos baja la marea y vemos cómo cruzan los pelícanos. Una noche, al otro lado del muelle de la muerte, se alza imbatible la luz del faro. ¡Es el amor! Le digo a ella, mientras movemos los brazos por encima del agua”.
Entre las novedades de la 15ª Feria del Libro Ciudad de Manizales se encuentra esta bitácora de viaje donde convergen los diálogos internos de dos mujeres latinoamericanas -mamá e hija- que transitan, como pueden, por un complejo tratamiento para combatir el Linfoma No Hodking alojado en el cuerpo de Edna, la hija, desde comienzos del año 2022.
A través de sus páginas, se busca visibilizar la experiencia de una mujer latinoamericana de 40 años sobreviviente a un Linfoma No Hodking- a partir de un texto literario en el que se destaca, por un lado, el rol del cuidador, y por otro, los recursos individuales de la paciente, derivados de sus emociones e impulsos vitales, para afrontar la enfermedad y su complejo tratamiento.
Con prólogo de Natalia Matallana e ilustraciones del artista local John Isaac Jaimes, en este proyecto editorial, narrado en dos voces, aparecen los libros, el silencio, el pasado, los sueños y todo lo pequeño que teje los días en la habitación 508, en la casa de Manizales durante la pos-quimio o en las idas y venidas a la sala de radioterapia. Este ejercicio narrativo también es un guiño de gratitud hacia esa cuidadora que, como lo anuncia el libro en su primera dedicatoria “desbancó al de la guarda con su dulce compañía en los días y las noches más tenaces de ese 2022…”.
Su autora, Edna Lorena Cuesta Vásquez, es comunicadora social y periodista de la Universidad de Manizales, con estudios en Artes Escénicas de la Academia Superior de Artes de Bogotá y de maestría en Literatura Hispanoamericana de la Universidad Tecnológica de Pereira. Ha sido docente de Lengua Castellana en instituciones públicas del departamento de Caldas y en la actualidad hace parte del equipo de Prensa de la Universidad de Caldas.
La Oficina de Prensa conversó con Edna Lorena acerca de esta honda experiencia que en un comienzo fue catarsis y ahora es un texto que abraza a cuidadores y pacientes.
Oficina de Prensa: ¿Cuál es su sensación al estar participando, por primera vez, en la Feria del Libro de Manizales?
Edna Lorena Cuesta Vásquez: la sensación es la de asomarme a la puerta -como hacen los niños- y luego entrar a la sala mostrando orgullosa el mejor juguete de mi reblujero (risas). Esta es una oportunidad maravillosa de conversar, a través de unas páginas, con esos cuidadores y cuidadoras que se sienten cansados, con cosas qué decir, con ganas de un abrazo. También es poder compartir con personas que pasaron o pasan por una situación compleja de salud -no necesariamente cáncer- y poderles mostrar esos asideros intangibles de los cuales yo misma me agarré para sobrellevar la enfermedad: las historias de los libros, la música, la meditación. Sí, este libro es un abrazo fraterno para todos ellos (as) y que la Feria me lo permita es de lo más potente que me haya podido pasar con este proyecto editorial.
Oficina de Prensa: ¿Quién o qué la animó para iniciar este proyecto?
E.L.C.V: cuando empezó a consolidarse la intención de escribir sobre esta experiencia, el historiador de la Universidad Nacional, Andrés Quintero, quien además es mi compañero, me bombardeó de preguntas: “¿A quién quieres escribirle? ¿Cuál sería la línea transversal? ¿Cuáles serían los objetivos secundarios? sientes la distancia necesaria para empezar a escribir sobre aquello que fue doloroso?. Fue así como me fui metiendo en esta historia oceánica.
Oficina de Prensa: A propósito de océanos, qué significa el título del libro: Clemencia en el mar de las linfas?
E.L.C.V: Es un juego de palabras que, en primera medida, nombra a la gran protagonista de este ejercicio narrativo: mi mamá, que se llama Clemencia. También, hace referencia a esas aguas contaminadas con fuertes sustancias de quimioterapia que intentan combatir un cáncer líquido que afecta al sistema linfático.
Oficina de Prensa: ¿A quién agradece este proyecto editorial que ya se encuentra en varias librerías del país?
E.L.C.V: A mi papá, el que araña sentidos en la roca dura del mundo. Él fue el iniciador de esta fascinación por la escritura y la lectura. También a la Universidad de Manizales, con su facultad de Comunicación Social y Periodismo, que me ha dado valiosas herramientas, entre las cuales destaco ese acercamiento con la filigrana de la crónica y el lenguaje audiovisual. Finalmente, a mis amigos y a las comunidades de periodistas, artistas, profesores, nadadores, meditabundos, florales y lunáticos que han tejido gran parte de lo que soy.
Fragmento
Camino suavecito hasta el baño, me apoyo de las barandas de la camilla. Mi muchacha duerme boca arriba y con media camisa de pijama. ¡Pobrecita!, de ese catéter subclavio le salen como cinco cables que van conectados a la máquina de infusión. Uno para la doxorrubicina; otro para la vincristina; este de acá para el etopósido y los dos de allá para la solución salina y la ciclofosfamida. Mejor ni averigüen en Google; casi todos son tóxicos muy bravos. Mi bizcocha dice que los biomédicos deberían darse cuenta de tanto cablerío a ver si desarrollan tecnología inalámbrica en las unidades de oncología. Y no exagera. Cuando salimos a caminar por el pasillo, parecemos arrastrando un árbol de Navidad cargado de extensiones
Anexo:
-Audio autora de Clemencia en el mar de las linfas, Edna Lorena Cuesta Vásquez.