Recientemente la Maestría en Cultura y Drogas de la Universidad de Caldas realizó un simposio sobre el uso y tradición de la psilocibina, alcaloide derivado de los hongos psilocibios, conocidos principalmente en México, Guatemala y El Salvador, con efectos directos en el sistema nervioso central.
Las líneas de discusión en el Simposio fueron los usos terapéuticos, los enfoques interdisciplinares, el potencial de este tipo de hongos para tratamientos de salud mental, procesos de acompañamiento en su consumo y abordaje desde el contexto de la antropología, el arte, la química y la historia, entre otros.
“El tema del espíritu y de lo místico alrededor de la psilocibina no se puede dejar de lado. Las bases de lo que hoy está sucediendo a nivel científico surge precisamente de ese uso que le dieron las comunidades ancestrales a los hongos psilocibios. Así que considero importante desarrollar una mirada más integral en torno al uso de la psilocibina”, afirma la docente de la Universidad Nacional, Carolina Chegwin Angarita.
La tradición en el uso de los hongos psilocibios tiene una evidencia arqueológica de 6 mil años antes de nuestra era. En algunos jeroglíficos hay señales de que culturas como la egipcia ya hacían usos de los hongos psilocibios. “Sin embargo, si nos vamos a hipótesis o teorías sobre el origen en el uso la psilocibina, nos podemos remontar varios millones de años atrás, donde aparece la teoría del mono dopado, de Terence Mackenna, que nos habla de que el Homo probablemente desarrolló más masa encefálica por cuenta del consumo de hongos psilocibios en el África subsahariana”, explica el fundador y director de la Fundación Consciencia VIBA Colombia, Jaime Andrés Vinasco.
Durante el Simposio se compartieron hallazgos importantes desde la ciencia, relacionados con los potenciales terapéuticos de la psilocibina. Uno de ellos son los cambios en la percepción y en la conciencia que nos llevan a ver situaciones con las que hemos cargado, de forma patológica, durante mucho tiempo. Gracias a los hongos psilocibios tenemos mayor apertura cognitiva social y otras ventajas terapéuticas a largo plazo, asociadas a la neuroplasticidad estructural y funcional.
“Un uso responsable de la psilocibina sería preservar las especies y no poner en riesgo al mundo fungi. También sería cuidar a los pueblos que han salvaguardado esta tradición. De igual manera, deberíamos hablar de la salud mental de las personas que están facilitando los potenciales terapéuticos de este alcaloide, pues es claro que no son dioses ni santos, pero sí deben estar en condiciones de legalidad y marcos éticos”, concluye Vinasco.
Anexo:
-Audio Docente Universidad Nacional, Carolina Chegwin Angarita.
-Audio Fundador y Director de la Fundación Consciencia VIBA Colombia, Jaime Andrés Vinasco.
-Audio director de la Maestría en Culturas y Droga, Manuel Ignacio Moreno Ospina.