En el marco de la Ruta de la Seguridad y Salud en el Trabajo, jornada que se desarrolla esta semana en la Universidad de Caldas, la psicóloga y especialista en Neuropsicología de la Universidad de la Habana, Gloria Milena Grajales López, compartió sus conocimientos y experiencias en torno a la cultura de la prevención y la mitigación de riesgos.
“Prevenir: mejor que lamentar”, parece ser la filosofía de vida de esta profesional que ha dedicado más de 20 años de su vida al estudio y puesta en práctica de un asunto que, hoy por hoy, es fundamental para el rescate del autocuidado y la construcción de relaciones humanas más sanas, más amorosas y estables.
Oficina de prensa: Recientemente usted estuvo dictando una capacitación en la Sala Carlos Náder de la Universidad de Caldas. ¿Qué la motivó a aceptar esta invitación?
Gloria Milena Grajales López: Conocí a la Universidad de Caldas durante una capacitación anterior y quedé encantada con el ambiente académico y el compromiso con estos temas de entornos laborales saludables. Esta vez, acepté la invitación porque amo profundamente el campo de la salud ocupacional y me apasiona poder contribuir desde mi experiencia.
Oficina de Prensa: Durante su charla, mencionó la importancia de reconocer nuestra vulnerabilidad en el contexto de la prevención. ¿Cómo aplica este principio en sus talleres y conferencias sobre salud ocupacional?
G.M.G: Creo firmemente que la prevención va más allá de lo cognitivo; es fundamental abordarla desde lo emocional. Muchas veces, por ejemplo, no usamos protector solar porque desconocemos el impacto real del cáncer de piel, debido a la escasez o nulidad de casos presentes en nuestro entorno inmediato. Por si esto fuera poco, nos invitan a jornadas de prevención mostrándonos caricaturas de Mafalda en lugar de fotografías donde se aprecien imágenes reales de pacientes con esta patología. Ahora bien, no todos somos vulnerables ante los mismos riesgos. Por eso debemos ser muy conscientes de qué cosas sí podrían afectarnos, según nuestra predisposición genética, el tipo de interacción con el entorno, hábitos de vida, etc.
Oficina de Prensa: también mencionó el asunto de la tecnología y su impacto en las relaciones humanas. ¿Cómo cree que esto influye en la salud emocional de las personas?
G.M.G: La tecnología nos ofrece herramientas poderosas, pero también distorsiona un poco el encuentro con nuestras emociones y desnaturaliza la conexión con los demás. Vivir en una época de mayor ausencia de familia, de espíritu, de amigos y, en general, de sentido, genera conflictos y vacíos emocionales profundos. Creo que es crucial encontrar un equilibrio, mirar a los ojos, escucharse a sí mismo y a los demás y aprender a gestionar emociones de manera más saludable.
Oficina de Prensa: ¿Cuál sería su recomendación para iniciar un programa efectivo de prevención?
G.M.G: Prevenir: mejor que lamentar. De ahí arrancaría. Luego debo decir que es fundamental basarse en un modelo teórico sólido en salud que reconozca la importancia de hacer consciente al individuo de su vulnerabilidad frente a los riesgos. Solo así se puede crear hábitos y conciencia. Esto, a largo plazo, se traducirá en una sociedad más inteligente, más justa, más solidaria y más libre.
Oficina de Prensa: Por último, ¿cómo cree que actividades como el yoga y la meditación pueden ayudar en este proceso?
G.M.G: El yoga, la meditación y otros métodos similares son herramientas muy importantes para conectar con nuestro interior y gestionar nuestras emociones. Estas prácticas nos permiten hacer un alto en nuestra rutina frenética y encontrar paz interior, algo fundamental en la actualidad para el bienestar emocional y físico.
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