En la reciente edición de la revista Ánfora, dossier especial sobre cognición y cultura, aparece publicado el artículo de investigación doctoral «Concepciones de infancia en la formación inicial de maestros, del docente investigador del departamento de Estudios Educativos de la Universidad de Caldas, Omar Javier García Martínez.
Esta es una interesante exploración en torno a las ideas que tienen los maestros normalistas en Caldas sobre la infancia. Esto influye poderosamente en los métodos de enseñanza – aprendizaje en todos los niveles de formación.
Para ampliar los detalles sobre este ejercicio riguroso y diferencial, la Oficina de Prensa conversó con el autor de este artículo de investigación.
Oficina de Prensa: ¿Cómo y por qué llegó a la idea de investigar las concepciones de infancia de los maestros en formación inicial para su tesis doctoral?
Omar Javier García Martínez: La idea surgió a partir de mi experiencia personal y académica en el campo de la educación. Durante mi formación como estudiante, me di cuenta de que el concepto de infancia, especialmente en su relación con la pedagogía y la formación de maestros, no había sido abordado en profundidad. La infancia, como la conocemos hoy, es una construcción moderna que ha dado lugar a la pedagogía de la escolarización y, por ende, a la formación de maestros. Me parece crucial reflexionar sobre cómo concebimos la infancia en el contexto de la enseñanza y el aprendizaje, ya que es una categoría socio-histórica que, idealmente, debería vivirse con intensidad durante la niñez. En este sentido, la pedagogía, una disciplina también inventada por los adultos, está intrínsecamente ligada a cómo entendemos y tratamos la infancia en la educación.
Oficina de Prensa: ¿Por qué considera importante pensar la infancia en el contexto de la enseñanza-aprendizaje, especialmente en un mundo cada vez más influenciado por la tecnología?
Omar Javier García Martínez: Vivimos en una era en la que la tecnología, desde las pantallas hasta la inteligencia artificial, ha transformado radicalmente la manera en que los niños acceden al conocimiento. Ya no existe esa asimetría tradicional entre adultos y niños, donde los primeros guiaban a los segundos a través de rituales de paso hacia la adultez. Hoy en día, los niños tienen acceso directo a la información, lo que elimina muchos de esos secretos que antes marcaban la diferencia entre la niñez y la adultez. La escuela, como institución, sigue siendo un lugar donde el tiempo transcurre lentamente, pero este cambio cultural exige que los maestros, quienes son los agentes culturales más importantes para la infancia, reconsideren cómo piensan y enseñan a los niños contemporáneos.
Oficina de Prensa: ¿Considera que al trascender la concepción tradicional de la infancia como etapa de desarrollo podría mejorar los procesos pedagógicos en las Escuelas Normales Superiores de Caldas?
O.J.G.M: Claro. Trascender esta concepción implica un cambio profundo en la pedagogía. Un cambio que permita a los maestros entender mejor a los niños de hoy, quienes ya no son aquellos a quienes se les revela el mundo de manera gradual, sino que están expuestos a él en su totalidad, ya sea por el entorno violento o por el acceso a la tecnología. La escuela debe adaptarse a esta nueva realidad y trabajar con los niños de hoy, que no son los mismos que fueron los maestros en su niñez.
Oficina de Prensa: ¿Considera que abrirse a concepciones socio históricas y filosóficas de la infancia, puede impactar de otro modo el ejercicio pedagógico a todo nivel?
O.J.G.M: Considero que las teorías de las infancias contemporáneas y, en general, los estudios de infancia, permitirán la transformación positiva de la pedagogía, porque ésta, desde su nacimiento, se pregunta por el ser humano que se forma, y esa formación es para toda la vida. Es necesario que los adultos hagamos todo lo que esté a nuestro alcance para que los niños puedan tener la infancia presente durante la niñez. En esto concluimos diversos investigadores contemporáneos sobre las infancias.
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