Dar cuenta de lo que acontece, además del relato cotidiano que se registra desde tantas perspectivas, necesita soportarse en una descripción precisa de los indicadores que le sustentan, de las opiniones y percepciones que se construyen y de los esfuerzos institucionales que se realizan. Hoy lo cotidiano ha puesto de manifiesto lo estructural y cultural que nos condiciona.
El COVID-19 nos interpela como especie, como sociedad y como colectivo. Es una pausa obligada, una disminución el ritmo frenético, un llamado a comparecer ante preguntas fundamentales de la existencia: ¿Quiénes somos como sociedad? ¿Cómo podemos sobrevivir juntos? ¿Qué tanta libertad estamos dispuestos a deponer en función de ese propósito superior hoy llamado supervivencia? Necesitamos dar nuevas respuestas, quizás escuchar con atención alternativas dadas desde tiempos y lugares lejanos y, por qué no, cuestionar aquello que consideramos como lo dado.
Hoy, desde Manizales Cómo Vamos, queremos contribuir a una mayor comprensión de lo que sucede. Necesitamos regresar a ese marco conceptual de calidad de vida que soporta nuestro ejercicio y dar cuenta de su núcleo expresado en los activos de las personas, es decir, aquellas capacidades, condiciones y recursos con los cuales cada individuo cuenta, desagregado en dimensiones tales como la demografía, la pobreza y desigualdad, la salud pública y el mercado laboral.
Te invitamos a descargar el informe especial: calidad de vida en tiempos del COVID-19